
Sesgos de Comportamiento: Descuento Hiperbólico
Podcast Capital Radio, Sesgos de Comportamiento: Descuento Hiperbólico
Si no pudiste escuchar ayer la intervención de Ana Fernández, Fundadora de Kokoro World Trends, en el programa Capital Radio, a continuación te dejamos el podcast para que puedas escuchar la entrevista completa y entender un nuevo sesgo que nos influye en la inversión. > ESCUCHAR PODCAST
El término Descuento Hiperbólico hace alusión al hecho de que somos inherentemente incapaces de considerar con exactitud los escenarios hipotéticos que podrían surgir en el futuro, de tal manera, que el cerebro ignora estos escenarios imaginarios e hipotéticos y las circunstancias presentes toman una posición más relevante en la toma de decisiones.
En la literatura psicológica, este fenómeno recibe el nombre de Descuento Hiperbólico (Hyperbolic Discounting) o Preferencia por el Presente (Present Bias).
El término psicológico descuento hiperbólico básicamente significa, en un lenguaje cotidiano, que tendemos a actuar como si el futuro estuviera demasiado lejano. Como diría el refrán “Más vale pájaro en mano que ciento volando”.
Cualquier recompensa para la que tengamos que esperar es mucho menos valiosa que una que se produzca en el momento inmediato.
Por tanto, ante dos recompensas similares, las personas muestran mayor preferencia por aquella que llegue más pronto que por una posterior.
Este fenómeno llevado a las finanzas, se relaciona con el ahorro sistemático, las personas valoran más el gasto presente que el gasto futuro, por ejemplo la inversión inmobiliaria.
Estos sesgos cognitivos son utilizados por las empresas para vender mas cuando nos ofrecen llevarnos el producto de inmediato y poder pagarlo en el futuro. La dificultad que tenemos a la hora de controlar este sesgo radica en el anclaje que tenemos al presente, a lo inmediato.
Ejemplos de este tipo de conducta abundan y se exhiben cuando decidimos endeudarnos para comprar algo que eventualmente no podremos pagar; posponer la dieta para la siguiente semana porque la pizza que tenemos enfrente parece muy atractiva, olvidando los riesgos que ello supone para nuestra salud; gastar en algo que tal vez no necesitamos en lugar de ahorrar, olvidando que tal vez dificultades económicas se presenten en el futuro;
El consenso general entre psicólogos evolucionistas es que estos sesgos cognitivo y conductual tuvieron su origen en los peligrosos escenarios en los que los humanos vivimos hace miles de años.
Nuestro cerebro aprendió a ignorar el futuro porque nuestra esperanza de vida era muy corta, así que no había razón alguna para prevenir, ahorrar o planear para un futuro que muy probablemente nunca llegaría. Hoy vivías, mañana morías en una guerra, durante una excursión de cacería o por una enfermedad sin tratamiento disponible. También fue en este escenario en el que nuestro cerebro desarrolló su gusto por la inmediatez y la gratificación instantánea. (De esta programación gradual también surgió la aversión psicológica a perder).
En el pasado no había forma de almacenar comida y, como antes de la invención de la agricultura era imposible saber con exactitud cuándo comeríamos de nuevo, el cerebro y cuerpo humanos desarrollaron mecanismos conductuales y metabólicos para hacer frente a la escasez de alimentos.
Así, cuando tienes frente a ti un alimento hipercalórico, como una hamburguesa, un pastel o una pizza, estos son irresistibles para tu cerebro y terminas consumiéndolos. Dado que no podrás ocupar toda la cantidad de energía que estos proveen para tu cuerpo, el excedente de esta es almacenada en forma de tejido adiposo, o grasa corporal para usarse cuando no haya nada que comer.
Estos mecanismos surgieron con la intención de hacernos sobrevivir a través de los tiempos; son parte inseparable de nuestra humanidad. A pesar de ello, cabe resaltar que los mismos surgieron como una respuesta a la escasez e incertidumbre, fenómenos que son cada vez menos comunes debido a que, gracias al Capitalismo, nuestras sociedades producen más comida, más bienes y más servicios que los que necesitamos para meramente sobrevivir. Es por esto último que nuestros cerebros de cazadores recolectores, necesitan constante supervisión de nuestro cerebro racional y consciente.
“LA MEDIDA DE LA INTELIGENCIA ES LA CAPACIDAD DE CAMBIAR”, ALBERT EINSTEIN